En un momento de lujuria desenfrenada sucumbí al placer prohibido con mi cuñada.Nuestras ganas se encendían, ella me montaba, su coño apretado y depilado cogía cada centímetro de mi polla nigeriana, africana, del tamaño de Naija.La intensidad era abrumadora, mientras nos entregamos al sexo duro y apasionado.